Me corten la lengua


Hoy dejo este hueco a un amigo que se va...

Esa canción llega con seis años de retraso, o puede que con sólo dieciocho meses según me ataque la memoria. Dieciocho meses desde la última vez que sombreé tus vértebras sin necesidad de papel y lápiz (aunque la tercera no fue la vencida). Desde la última vez que te oí soñar sin necesidad de recuerdos (y tú escuchaste, evitando la anestesia previa, mi corazón). Dieciocho meses desde la última vez que me atreví a besarte. Con el mismo miedo que la primera vez que lo hice seis años atrás.
Aunque también puede ser que esa canción llegue en el momento correcto, exactamente cuando cayó la última lágrima frente al espejo y fue sustituida por un grito hipócrita y salvador: “los relojes que me echan las cuentas y no han entendido, que no me he rendido, quise fracasar” , que siempre fuiste demasiado para mi y no llegué a saber quererte (bien) desde tus tobillos, quise atarme al mástil inflexible de tus piernas para que las sirenas no llegaran a los tímpanos, pero ya era demasiado tarde: había estrellado la partida contra los acantilados franceses. Una y otra vez. Por eso puede ser este el mejor momento para volver a irme. Nunca logré encontrar el as en la manga asi como nunca logré encontrar la forma de decirte, antes y ahora, que te quiero.
Es curioso esta forma de comunicarnos tan absurda, siempre con un tren esperándonos en la nuca, cuando nos apura el tiempo y sabemos que no queda espacio para una réplica, aunque creo que es una forma de negarnos que la deseamos tanto que duele, es una forma de no decirte, de no reconocer al fin, que ninguna de las veces me retuviste y mi cuento favorito no era “El principito”. Que no he sabido reconocer que mi almohada servía de mapa a los pasos que dabas fuera de ella.
Tú me dejaste marchar y yo no pude nunca hacer lo mismo. Sé que a pesar de estas líneas seguirás impresa en las suturas de mi piel aunque me deshaga de ella y la queme en una pira en tu honor. Las cenizas de ese suicidio incendiario seguirán oliendo a ti. A tus manos frías de ojos verdes y sonrisa-red. A todo eso que nunca te dije y con lo que no voy a ensuciar este texto ahora. Sé que nunca sabrás a ciencia cierta lo que significas para mí escriba lo que escriba ahora.
Tú me dejaste marchar y yo nunca pude hacer lo mismo contigo, nunca fui capaz de ver que ya no estabas, puede que por eso, sea yo hoy el que se marcha. Y aún allí, te llevaré conmigo. Me corten la lengua si miento. “Que mala muerte me venga o me rebanen la lengua, si te quise querer mal, tu me diste tanta fiebre, yo te di perro por liebre y no(s) quedamos en paz” .

Eneko H.E



8 comentarios:

Wow! buen tema de Marea!! ;)

Saludos!!

1:11 a. m.  

y no poder marchar...

seguiremos atrapados en esta lágrima

abrazos ausientes desde el norte

11:30 a. m.  

"con el olvido que siempre se acuerda de resucitar"... qué más decir...??

3:13 p. m.  

yo, modestamente, creo que la canción llega en el momento exacto

y siempre escribes tan bien...

va el abrazo

3:01 a. m.  

Me ha encantado el texto!
Enorabuena.

Saludos

1:17 p. m.  

Hay respuestas que sólo pueden formularse al igual que la pregunta, entre las líneas.
Allí la tienes.

7:33 p. m.  

5:57 a. m.  

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12:27 p. m.  

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