Urepel


Eres esa gota de aceite que me navega la sangre
sin fundirse, sin mancharla
sin dejar rastro de ti más allá de tu presencia
sin quedarte, al fin y al cabo

Benetan maite zaitut…

Eres la última gota del cóctel explosivo
(Ex) plosivo
sin mecha
y mi calor no bastó para que te quedaras
aunque estallases
más allá del estómago
Sherezade y Natxo sin paréntesis

Sonando: “Urepel” de Gatibu
Foto: Sherezade

Apuntaba maneras


Lo nuestro apuntaba maneras y ninguno lo supimos hasta que no rehicimos la cama y ordenamos los armarios. A ti te gustó que yo no vistiera nada que pudiese arrugarse y a mi que sonrieras con los ojos y hablases con las manos. Ese siempre fue mi punto débil.
Así que el contigo y el sin ti se convirtió en un péndulo que acelerábamos con vozka y retardábamos a la luz de domingos, porque los domingos nada es lo mismo que el lunes y olvidamos siempre las postales de sábado, inundadas perpetuamente por las cloacas.
En domingo, por no equivocarnos de nuevo, dejamos que el oxigeno escapase por las tuberías rojas en vez de insuflárnoslo boca a boca y a pesar del sístole y diástole, invariablemente proporcional a la distancia entre nuestros cuerpos, pusimos los crespones en las banderas, guardando el luto sabiendo que, a pesar de todo, no hay tierra suficiente para tapar el camino entre nuestras manos.

Sherezade

Lo nuestro apuntaba maneras a pesar del miedo que me daba escalar a tus ojos, mirarlos de cerca, beberlos sin aditivos, a pesar de que te mordieras las uñas hasta hacerte sangre. Subiendo, subiendo, nos descubrimos demasiado alto (lejos de las rodillas) para un salto sin paracaídas, precisamente para bajar sin prisas, me quedé agarrado de tu collar en el balanceo de tus senos mientras nos acunábamos los sábados (nunca más tarde de las doce). No queriendo mirar más allá, más acá (junto con la estantería de los trofeos oxidados de errores), un poco más acá, hasta injertarnos en piel y empañarnos el cielo de la boca, nos dejamos hacer con la única prohibición de no escribir un te quiero ni a base de arañazos.
Aún sin uñas, escarbamos parapetados bajo cuervos la fosa común (donde no vivimos para contarlo) aunque ni a cal viva nos borraremos de los huesos.

Natxo sin paréntesis

Sonando: "Dueña de mis resacas" de Forraje
La foto, como no podía ser de otra forma, es de Sherezade


Hoy vengo acompañado de ti niña y es esa la única razón por la que estoy aquí, disfrutando del colchón que me aportarán, una vez más, tus letras cubriendo mis desordenes en días como hoy, de lluvia ácida. Porque hay días que solo llueve, tú lo sabes bien, por eso mismo te mudaste al norte, aún más al norte, cada vez más, para no notar tanto las goteras. Por eso usas gafas de sol, para tapar la esperanza que tanto detestas, por eso tienes fotofobia, porque luz contra luz provoca ceguera. Un día pintaste tu habitación de azul y recogiste las humedades en latas de hojalata, procurando que el óxido te reconociese las uñas, escribiste (y escribimos) el una vez érase taladrándome los puntos flacos y terminaste por robarme los paréntesis entre los que siempre terminé por enmarcarte.
Ahora de tu mano pongo mis huidas en bandeja para el sírvase usted mismo. Regadas con la albahaca, el perejil y el orégano de tus ojos. Hoy empieza el verano, lo sé porque he visto tu sonrisa de salitre al salir del espejo.

La foto (de Chema Madoz), la canción y el gracias hecho de sopa de letras te los dejo debajo de la puerta.

sonando: "Salitre" de Quique González

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